Léeme aunque no me conozcas
Un minuto de silencio por todas las cosas que hemos perdido; o en su caso lo que tardes en leer esta carta sin destinatario querido lector ¿Qué tan necesario es para ti desconectarte del caos que hay a tu alrededor y tomarte un minuto para reflexionar o simplemente para darte un respiro? Para mí es vital; yo invierto mis latidos en apagar el ruido que hay afuera y en encender la música que hay dentro de mí; creo que todos la llevamos dentro, pero es cuestión de cada quién dejarla sonar y encontrar eso que haga vibrar nuestra alma en la mayor sintonía.
Hoy quise dedicar un minuto de silencio a la persona que solía ser, a la vida vieja que me costó la nueva y a escribir esta carta sin destinatario porque tal vez alguien en algún lugar del mundo se sienta de igual que yo.
Jamás me imaginé que enamorarme iba a ser un parteaguas en mi vida ya que siempre me pareció una historia que solo existe en las películas o libros, no en la vida real; un minuto de silencio por ese pensamiento, ya que estaba completamente equivocada. En cuestión de unos meses mi vida ha cambiado en muchos sentidos, en todos, para bien; empezando por mi persona: a la cual le dedico un minuto de silencio también, ya que me he dado cuenta lo importante que es verme a mi antes que a los demás, que el ser vulnerable paradójicamente requiere de mucha fortaleza ya que no es nada fácil el enseñarle tu verdadero yo al mundo, y menos tus sentimientos exponenciales; el aceptar mis limitantes pero también mis virtudes, el darle la vuelta a mis pensamientos negativos y el cambiar la narrativa de mi vida como una historia de pérdida y varias adversidades a la historia de una niña que siempre se vio a si misma solo nunca se dio cuenta y por fin lo logré; ya que al fin reconocí que a pesar de los desfortunios o malos momentos siempre salí adelante encontrando esa fuerza imparable que tengo dentro; sobre todo el amor incondicional que siento por mí y ahora, por alguien más (si me estás leyendo, tu sabes quién eres).
Un minuto de silencio a el no reconocer el amor de mis papás que hay detrás de cada preocupación o regaño; por más poco acertado que sea, ahora me doy cuenta que me regalaron su corazón sin términos y condiciones desde el momento en que nací.
Un minuto de silencio a las personas que he tenido que dejar atrás a lo largo del camino, algunas me pesaban, otras, se me adelantaron; agradezco a todas y cada una de ellas por sus lecciones, y por supuesto que se merecen su reconocimiento especial en esta carta; no existe más que gratitud en mi corazón, ya que, sin ustedes, jamás hubiera tenido el mismo crecimiento personal.
Un minuto de silencio a mi corazón roto, porqué ya llegó alguien que no solo juntó todos los pedazos sin no que rellenó de oro las grietas. Guardé lo mejor para el final porque decidí hacer una alusión a la vida en esta carta, la vida nos quita y nos pone, nos sube al pico más alto y de la nada, estamos en el lugar más obscuro, la vida nos llena de retos y pruebas; nos pone obstáculos en el camino, y hoy con más certeza que nunca afirmo que siempre vale la pena seguir adelante, paso por paso, día a día, reconociendo que las mejores cosas llegan cuando menos lo esperamos, a menos para mí así fue; esto no es una historia de fantasía si no una breve síntesis de mi vida, a la cual quiero darle un agradecimiento especial por haberme hecho coincidir con alguien que me tomó de la mano y quiere caminar junto a mí a pesar de lo malo, alguien que no solo es mi mayor bendición si no mi mejor maestro.
Pd: amo cuando sonríes.